Quizá se pregunte qué país europeo lidera la penetración de la fibra óptica. Pues bien, ya están aquí las clasificaciones de 2025 y nos deparan algunas sorpresas. Portugal se sitúa cómodamente a la cabeza con la impresionante cifra de 81,9% de hogares abonados a la fibra. Le sigue de cerca España, con 80,8%, y Rumanía, con 76,5%. Francia, nuestro país, ocupa el cuarto lugar con 75,4%.
Dicho esto, no se trata sólo de la tasa de abonados. Algunos países están por encima de sus posibilidades a pesar de sus limitados recursos, mientras que otros se quedan muy rezagados incluso con una fuerte financiación de infraestructuras. La clasificación de este año nos permite ver con franqueza dónde prospera Europa y dónde sigue tropezando a la hora de llevar velocidades ultrarrápidas de gigabit a los hogares.
Por qué Portugal se lleva la corona
La corona de Portugal no es fruto de la casualidad. En los últimos años, el gobierno portugués se ha asociado con empresas privadas para reducir drásticamente la brecha digital, con el objetivo de alcanzar una cobertura de 100% gigabit para 2030. ¿Su secreto? Una combinación de subvenciones públicas, agilización de permisos y asociaciones entre industrias que aceleraron el despliegue tanto en centros urbanos como en aldeas remotas.
Además de las inversiones nacionales, Portugal aprovechó su costa atlántica para albergar una red de cables submarinos que conectan Europa con Norteamérica, África y más allá. Hoy, el país cuenta con más de treinta centros de datos, incluido uno de los mayores del mundo en Covilhã. Como centro mundial de datos, Portugal no sólo sirve a los usuarios locales, sino que atrae tráfico e inversiones de todo el mundo.
La historia de la fibra en Francia: Cobertura, velocidades y planes
Francia no encabeza la lista de suscriptores, pero sí la de elegibilidad. Más de 90% de los hogares franceses pueden conectarse a la fibra, gracias a los primeros despliegues a gran escala y a la red compartida entre operadores. La estrategia de mutualización ayudó a los proveedores a superar los obstáculos normativos, acelerando el despliegue tanto en las ciudades como en las zonas rurales.
Aun así, las cosas no siempre han ido sobre ruedas. El ambicioso plan THD de Francia, que pretendía ofrecer una cobertura de fibra de 100% para finales de 2025, ha sufrido retrasos y dificultades presupuestarias. Aun así, nuestro país sigue siendo un modelo de coordinación de fondos públicos y privados. Y con velocidades de hasta 1 Gb/s ampliamente disponibles -y opciones más rápidas de 5 Gb/s emergentes-, los usuarios franceses disfrutan de algunas de las conexiones más fiables del continente.
Los que pierden el tren de la fibra: Bélgica, Alemania, Grecia y Austria
En la parte baja de la tabla, encontramos países atrapados en una batalla campal por la fibra. Bélgica tiene una penetración de sólo 101 TTP3T, seguida de cerca por Alemania con 11,21 TTP3T, Grecia con 11,31 TTP3T y Austria con 12,31 TTP3T. A pesar de contar con redes de fibra decentes en el centro de las ciudades, estos países tienen dificultades para extender los servicios a las zonas suburbanas y rurales.
Varios factores contribuyen a este retraso. En algunas regiones falta voluntad política y los operadores rehúyen los elevados costes de despliegue en zonas poco pobladas. Las líneas de cobre de la vieja escuela siguen aferradas a planes heredados y a la indiferencia de los consumidores. Si a esto añadimos unos incentivos financieros limitados y unos procesos de concesión de permisos complejos, no es de extrañar que la expansión de la fibra se estanque.
Mirando al futuro: El futuro de la fibra en Europa
¿Qué le espera al ecosistema europeo de la fibra óptica? Para empezar, la carrera hacia las velocidades multigigabit se acelera. A medida que los paquetes de 5 Gb/s e incluso de 10 Gb/s vayan llegando al mercado, los países serán juzgados no sólo por su cobertura, sino por la calidad y asequibilidad de sus planes. Los consumidores exigirán algo más que velocidad bruta: querrán baja latencia y fiabilidad a toda prueba para jugar, hacer streaming y trabajar a distancia.
En el frente político, cabe esperar más asociaciones público-privadas para colmar las lagunas de cobertura. La iniciativa Sociedad del Gigabit de la Comisión Europea presiona a los Estados miembros para que estén plenamente preparados para el gigabit en 2030, con miles de millones de financiación de la UE. Para los países rezagados, es un salvavidas. Y para las naciones líderes, es un reto mantener el impulso y ofrecer servicios de fibra de nueva generación hasta el último hogar.