Francia acaba de dar un frenazo a una de sus principales políticas medioambientales, lo que está suscitando un gran debate. El Gobierno acaba de aprobar una medida que eleva de 500 a la friolera de 1.100 metros cuadrados la superficie mínima que deben ocupar los edificios para instalar paneles solares (o tejados verdes). Los críticos advierten de que esta medida podría paralizar el impulso del país hacia las energías limpias y entorpecer el avance hacia los objetivos climáticos. Veamos qué ha pasado, a quién afecta y qué sigue en la saga solar francesa.
Un paso atrás en los mandatos solares
La obligación de instalar paneles solares y tejados verdes arraigó por primera vez en Francia en 2021 con la Ley del Clima y la Resiliencia, reforzada posteriormente por la Ley de Aceleración de las Energías Renovables de 2023. En virtud de estas leyes, los edificios con grandes superficies de tejado -entonces definidas como 500 metros cuadrados o más- debían integrar paneles solares o vegetación. Era un paso claro para aprovechar los tejados ociosos y ayudar a reducir las emisiones de carbono.
Esta primaveray el legislador Harold Huwart, representante del grupo de centro-derecha LIOT, presentó un proyecto de ley para simplificar la normativa inmobiliaria y urbanística. El 7 de mayo, la Comisión de Asuntos Económicos dio luz verde a su propuesta, elevando el umbral a 1.100 metros cuadrados. Menos papeleo y menos costes, claro, pero también menos tejados que capten los rayos del sol.
Ámbito de aplicación de la nueva norma
¿A quién afecta realmente? No se trata de la típica casa o tienda de barrio. La norma se aplica exclusivamente a los edificios del sector terciario (oficinas comerciales, almacenes, colegios, centros deportivos e instalaciones industriales) y a los aparcamientos con estructuras cubiertas. Las viviendas unifamiliares y las pequeñas empresas que no lleguen al límite de superficie construida están exentas.
Al principio, solo las nuevas construcciones y los grandes proyectos de renovación -en los que se sustituía un tejado, un muro de carga o un suelo- estaban sujetos a la obligación. En 2028, sin embargo, el mandato se extendió a todos los edificios terciarios existentes. Con la nueva ley, muchas menos estructuras cumplirán el requisito de los 1.100 metros cuadrados. Se trata de un arma de doble filo: menos complicaciones administrativas para los promotores, pero una posible merma de la ambición francesa de cuadruplicar la capacidad solar hasta 65 gigavatios en 2035.
De 500 a 1100 m²: El juego de los números
El salto de 500 a 1.100 metros cuadrados puede parecer arbitrario, pero se reduce a equilibrar costes y beneficios. Los legisladores promocionan el cambio como una forma de evitar trámites burocráticos innecesarios, reducir los retrasos en la planificación y evitar a los propietarios de edificios los elevados gastos de instalación. Al fin y al cabo, la instalación de equipos solares de alta calidad no es barata, sobre todo en edificios antiguos que necesitan mejoras.
Sin embargo, sus detractores se oponen y tachan el cambio de "bomba de relojería" para la transición ecológica en Francia. Julie Laernoes, diputada del Partido Verde, tachó la revisión de "señal de rendición" ante la urgencia de las energías renovables. En su opinión, la medida podría perjudicar a las comunidades locales más ambiciosas que luchan por un cielo más limpio y menos emisiones. Con menos edificios obligados a instalar paneles, el objetivo de 65 GW parece cada vez más cuesta arriba.
Las consecuencias: ¿quién gana y quién pierde?
Propietarios de edificios y promotores probablemente sientan un suspiro colectivo de alivio. Los proyectos de menos de 1.100 m² pueden evitar pasos y costes adicionales, liberando presupuestos para otras mejoras. Los ayuntamientos, que se enfrentan a plazos de planificación muy ajustados, también se beneficiarán de una menor carga normativa.
Por otro lado, los defensores del medio ambiente y los gobiernos locales que defendían objetivos solares agresivos no tienen suerte. Argumentan que esta relajación socava el impulso de las energías limpias en Francia y envía un mensaje equivocado sobre el liderazgo climático. Colegios, aparcamientos y almacenes que antes eran los principales candidatos para instalar paneles solares en sus tejados ahora podrían renunciar a ello en favor de opciones más baratas y menos sostenibles.
Mirando al futuro: El futuro de la energía solar en Francia
Con la nueva norma en vigor, las miradas se dirigen a 2028. ¿Cumplirá Francia sus objetivos en materia de energía solar o esta recalibración hará descarrilar el progreso? El Gobierno insiste en que el país sigue por el buen camino y señala que los parques solares a gran escala y los proyectos marinos compensarán cualquier déficit en los tejados. Mientras tanto, los costes de la tecnología siguen bajando, lo que hace que la energía solar sea más atractiva voluntariamente.
Para los ciudadanos y los grupos ecologistas, el siguiente paso está claro: impulsar incentivos, descuentos y políticas locales que llenen el vacío dejado por el retroceso nacional. Los programas solares comunitarios, las reducciones del IVA de los paneles y la agilización de los procesos de concesión de permisos podrían seguir impulsando la adopción de la energía solar en los tejados, sin necesidad de mandatos. En definitiva, la historia de la energía solar en Francia dista mucho de haber terminado; sólo está entrando en su próximo e impredecible capítulo.