En el evento Microsoft Build de este año, una interrupción inesperada robó el centro de atención. Mientras el CEO Satya Nadella subía al escenario para presentar nuevas herramientas para desarrolladores y avances en IA, un grupo de empleados se levantó y reclamó atención. Sus pancartas decían "No Azure for Apartheid" y sus cánticos denunciaban los vínculos de Microsoft con el ejército israelí.
Este audaz movimiento no es la primera vez que los empleados interrumpen un evento importante de Microsoft. En los últimos meses, un movimiento interno ha ido ganando fuerza, alimentado por la preocupación de que los servicios de Azure se estén utilizando para apoyar operaciones en Gaza. Lo que empezaron siendo conversaciones en voz baja en los canales de Slack ha saltado a la escena mundial, obligando al gigante tecnológico a enfrentarse a preguntas difíciles sobre ética, tecnología y responsabilidad.
El movimiento "Azure no al apartheid
Los manifestantes, muchos de los cuales trabajan en hardware e infraestructura Azure, acusan a Microsoft de proporcionar "acceso especial" a las fuerzas de defensa israelíes más allá de los acuerdos comerciales normales. En un vídeo publicado en Internet, un ingeniero desafió a Nadella: "Como empleado de Microsoft, me niego a ser cómplice de un genocidio". El momento puso de relieve lo profundamente que algunos miembros del personal sienten el problema y lo lejos que están dispuestos a llegar para hacer oír su voz.
Estos empleados citan múltiples investigaciones independientes de medios como Associated Press y The Guardian, que sugieren que las tecnologías de nube y de IA de Microsoft se están utilizando para la vigilancia y la selección de objetivos en Gaza. Aunque la empresa insiste en que no ha encontrado pruebas de uso indebido, los manifestantes afirman que una auditoría interna no cambiará el hecho de que un cliente importante está acusado de cometer violaciones de los derechos humanos.
Respuesta oficial de Microsoft
El 15 de mayo, Microsoft publicó una detallada entrada en su blog para responder a las acusaciones. La empresa declaró que llevó a cabo una revisión interna y contrató a una empresa externa, entrevistando a docenas de empleados y analizando documentos. Según Microsoft, "hasta la fecha no hemos encontrado pruebas de que se hayan utilizado tecnologías Azure o de IA para perjudicar a personas en el conflicto de Gaza".
En la entrada del blog también se reconocía que Microsoft había concedido "acceso especial" al Ministerio de Defensa israelí, pero se mantenía que se había hecho dentro de los límites de los contratos legales y los procedimientos de supervisión. En él se hacía hincapié en el compromiso de Microsoft con los derechos humanos y se afirmaba que la empresa seguiría colaborando con diversas partes interesadas, incluidos los empleados, para garantizar que sus productos se utilizan de forma responsable.
Reacciones de los empleados y próximos pasos
A pesar del intento de transparencia de Microsoft, los manifestantes siguen sin estar convencidos. Argumentan que el término "acceso especial" es vago y probablemente subestima la verdadera magnitud de la colaboración. "¿De verdad crees que sólo necesitaban un pase en este acceso especial?" rezaba una carta abierta que circuló entre el personal. Señalan que el control de los registros de uso y el lenguaje contractual no garantizan resultados éticos.
Desde entonces, el grupo ha hecho un llamamiento a una solidaridad más amplia dentro de Microsoft, animando a otros equipos a unirse al movimiento. Algunos miembros del personal están elaborando una lista de demandas, entre las que se incluye el compromiso de dejar de vender tecnología a cualquier ejército con violaciones documentadas de los derechos humanos. También han lanzado peticiones internas y planean realizar más manifestaciones públicas en próximos eventos.
Pide más apoyo
Más allá de los muros de Microsoft, la protesta ha tenido eco en diversas organizaciones de derechos digitales y derechos humanos. Las campañas en las redes sociales están ganando adeptos con hashtags como #NoAzure4Apartheid, que insta a los consumidores a reconsiderar su apoyo a los productos de Microsoft. Algunos activistas han llegado incluso a pedir el boicot de los consumidores a los títulos de Xbox, comparándolo con anteriores iniciativas de boicot, desinversión y sanciones (BDS).
Mientras tanto, destacados periodistas e influyentes del mundo de la tecnología han empezado a opinar, cuestionando si Microsoft debería adoptar políticas más estrictas en torno a la implantación ética de la tecnología. "Si construyes las herramientas, eres dueño de las consecuencias". escribió un bloguero. Este creciente coro está presionando a Microsoft para que responda no sólo a los empleados, sino también a los clientes y a los inversores.
Impacto en la industria y debate ético sobre tecnología
La protesta contra Microsoft Build es algo más que un incidente aislado: pone de relieve un debate más amplio sobre la responsabilidad corporativa en la tecnología. Como los principales proveedores de la nube suministran infraestructuras críticas en todo el mundo, la línea que separa la innovación de la complicidad puede ser difusa. Los empleados de Google, Amazon y otros gigantes de la tecnología han organizado huelgas y peticiones similares, exigiendo a sus empleadores que se nieguen a trabajar con determinados clientes militares o gubernamentales.
Este momento señala un cambio en la dinámica de poder dentro de Silicon Valley. Los ingenieros más jóvenes, armados con las redes sociales y un creciente sentido del deber cívico, están desafiando el modelo tradicional de empresa verticalista. Preguntan: ¿No debería la gente que construye la tecnología poder opinar sobre cómo se utiliza? La dirección de Microsoft se enfrentará pronto a una disyuntiva crítica: redoblar las políticas actuales o adoptar una nueva era de supervisión ética impulsada por los empleados.