Cuando Samsung presentó el Galaxy S25 Edge, nos quedamos boquiabiertos ante su perfil ultrafino de 5,8 mm, y no siempre en el buen sentido. Está claro que llama la atención, pero en cuanto ves el precio de 1249 € del modelo de 256 GB, la emoción empieza a desvanecerse. Piénsalo: podrías comprar el S25 estándar por unos 862 €, embolsarte 387 € más y aún te sobraría para un par de auriculares con cancelación de ruido decentes o incluso una tableta económica.
Por más de 1.200 euros, este teléfono se postula como un dispositivo premium. Sin embargo, cuando se tienen en cuenta las características que se han recortado para lograr ese delgado marco, parece más un truco de marketing que un buque insignia de gran valor. En un mercado en el que los consumidores esperan un rendimiento espectacular y una batería de larga duración junto con un diseño elegante, gastarse cientos de euros más sólo por una silueta más delgada parece difícil de vender.
Batería de larga duración
Hablando de compromisos, hablemos de resistencia. El Galaxy S25 Edge tiene una batería de 3.900 mAh que, según Samsung, dura unas 24 horas de reproducción de vídeo. Suena decente hasta que lo comparas con los 4.000 mAh del S25 (29 horas) o los 4.900 mAh del S25+ (30 horas). En el uso real, podrías perder entre cinco y seis horas de autonomía sólo por recortar unos milímetros de grosor.
Peor aún, Samsung podría haber recurrido a su tecnología punta de baterías de silicio-carbono para mantener el teléfono delgado sin sacrificar potencia. En lugar de eso, optó por una batería más pequeña y nos dejó colgados. En 2025, cuando todo el mundo está pegado a sus dispositivos, tener una batería que podría no durar un día entero con un uso intensivo parece un paso en falso, especialmente a este precio.
¿Carga lenta en 2025?
Vale, la duración de la batería no es estelar. Pero podrías pensar: "Al menos se carga rápido, ¿no?". Lo siento, ese barco zarpó hace tiempo. El S25 Edge cojea con 25 W de carga por cable y 15 W de carga inalámbrica. Mientras tanto, sus rivales ofrecen 65 W, 100 W o incluso 120 W de carga turbo. Con este Samsung, la recarga completa dura unos 90 minutos, una eternidad cuando algunos móviles pueden alcanzar 50% en 10 minutos.
Imagínate quedarte sin gasolina durante el trayecto al trabajo y tener que esperar casi dos horas para recuperar toda la energía. Es la receta perfecta para la frustración diaria. Acabas buscando enchufes más a menudo, y ese perfil ultrafino de repente parece menos una declaración de elegancia y más un diseño que se olvidó de la practicidad.
Fiasco del zoom fotográfico
Si te gusta la fotografía móvil, la característica principal del Edge -un enorme sensor primario de 200 MP- es ciertamente atractiva. Pero hay una pega: Samsung ha eliminado el teleobjetivo dedicado. En su lugar, el dispositivo utiliza un recorte digital con un zoom de hasta 2 aumentos. En otras palabras, no se trata de un verdadero zoom óptico, sino de un inteligente recorte por software.
En comparación con los modelos S25 y S25+, que cuentan con módulos de zoom óptico de 3 aumentos, el Edge se queda corto cuando se trata de capturar sujetos lejanos. Por supuesto, las fotos diurnas se ven nítidas y detalladas a 1x, y los selfies salen muy bien. Pero en el momento en que necesites hacer zoom en el partido de fútbol de tu hijo o tomar una foto rápida de la vida silvestre, desearás que Samsung hubiera mantenido ese teleobjetivo intacto.
Delgadez: ¿Qué sentido tiene?
Con 5,8 mm de grosor, el Galaxy S25 Edge es uno de los teléfonos más delgados que se pueden comprar en 2025. Su aspecto es fenomenal nada más sacarlo de la caja, pero seamos sinceros, ¿cuántos de nosotros lucimos nuestros teléfonos desnudos? La mayoría de los compradores le ponen una funda protectora que le añade otros 2 o 3 mm de grosor, lo que anula la razón de ser de su delgadez.
A la hora de elegir un smartphone, lo que más importa es la duración de la batería, la versatilidad de la cámara y la relación calidad-precio. La apuesta de Samsung por la delgadez parece una apuesta en contra de las prioridades de los consumidores. Dicho esto, el Edge sigue siendo una impresionante obra de ingeniería. Con su marco de titanio, su pantalla QHD+ de 6,7 pulgadas y su chip Snapdragon 8 Elite, cumple con las especificaciones en bruto. Pero por el dinero extra, prefiero tener un poco más de peso y no arrepentirme al final de un largo día.